El despliegue logístico no tenía antecedentes en el BMX nacional y la situación lo ameritaba; los ojos del mundo de la biela corta se posaban sobre Medellín. Sus dos pistas se pondrían a prueba –la renovada Antonio Roldán Betancur y la SX– mientras que los bicicrosistas antioqueños y cafeteros, tendrían por primera vez la oportunidad de ser anfitriones de una cita mundialista, por lo menos después de Londres.

Los mejores de todos los países arribaron a la capital antioqueña con la motivación de brillar en la tierra que ya se había colgado dos medallas olímpicas. Por su parte, Mariana Pajón quería enmarcar un nuevo título, pero uno ganado en medio de las montañas que la vieron crecer.

El ambiente era de expectativa, pues la paisa venía de una lesión y debía competir en una pista, cuyos morros, peraltes y trazados, habían sido pensados por el arquitecto Thomas Ritzenthaler, Diego Palacios y ella, pero en la cual no había tenido la oportunidad de entrenar con el rigor que requiere un Mundial.

Mariana Pajon moving around her new Super BMX track in Medellin, Colombia on March 6th 2016

La comunidad del BMX llegó a la supercross, periodistas, fotógrafos, público en general y hasta la lluvia hizo presencia. Todos se ponían de pie cuando un colombiano salía del partidor, sin embargo, cada que Mariana pedaleaba, los gritos y aplausos hacían eco en Belén.

Las rondas fueron pasando y cada vez se le veía más cómoda en la pista, en su pista. Su bicicleta de letras fucsias, pasaba uno a uno los obstáculos de la SX, como si llevase toda una vida superándolos.

Mariana rides in her home track in the UCI BMX World Championship in Medellin, Colombia on May 28, 2016.

Buchanan, Post, Valentino, Mcleod, Hernández, Van Benthem, Bondarenko y Pajón, fueron los apellidos que engalanaron la final. La number plate 100 se ubicó en el carril 2, en medio de Alice y Caroline. El random sonó, el partidor cayó, Mariana ganó la salida y rápidamente cogió el carril interno. La algarabía en la grada era aturdidora y cada salto de la medallista olímpica era una exhibición de una técnica exquisita y sobretodo, un latido de su corazón.

41 segundos tardó el recorrido de la salida a la llegada, 41 segundos tardó la final, 41 segundos se demoró ella en saltar a los brazos de Vincent Pelluard, 41 segundos fue el tiempo que marcó el reloj para que Mariana Pajón, hiciera un Mariana Pajón en la pista Mariana Pajón.