Por Jorge Zulúaga

Desde las 7:30 a.m. se respiraba BMX en los alrededores de la pista Antonio Roldán Betancur. Niños, niñas y jóvenes con uniformes rojos, azules, amarillos, anaranjados, negros, verdes, entre otros, ya merodeaban el lugar en donde querían hacerse grandes. Había miradas de nerviosismo, ansiedad, alegría y ganas de competir en la segunda válida de la Copa BMX Antioquia.

Poco a poco las tribunas del escenario deportivo fueron tomando color con el entusiasmo de las diferentes personas que venían a acompañar a los casi 600 bicicrocistas que compitieron. Algunos trajeron sus propias sillas y se acomodaron en lugares cercanos a la pista para poder alentar a los suyos desde más cerca.

Pasadas las ocho de la mañana comenzaron los calentamientos y en la subida al partidor se aglomeraba una multitud de deportistas que conversaban entre sí para matar un poco esos momentos de ansiedad previos a salir al ruedo. A algunos los acompañaban sus padres, quienes les brindaban confianza y motivación de cara a lo que se venía, un reto bastante importante para ellos.

La tribuna vibraba al ritmo de cada carrera con arengas y gritos de ánimo, solo se enmudecía luego de los estruendosos sonidos de las caídas de algunos bicicrositas.  Sin importar si eran sus familiares o no, todos sufrían de la misma manera ante el dolor del competidor, que no solo era físico, también era mental por no haber llegado a la meta.

Mientras sus hijos lo daban todo en la pista, algunos padres y familiares también dejaban todo en la tribuna con arengas. Por ejemplo, una de las madres gritaba a todo pulmón “Cocho, mi amor” a su hijo, y su particular frase llegaba hasta los oídos de él para sentir ese empujón de aliento y motivación que tanto se necesita en esos momentos.

En la línea de meta se percibía la alegría de quienes ganaban y la tristeza de los que se quedaban en el camino, en algunos casos por unas milésimas de segundos. Unos 100 metros después de la línea, los recibían sus compañeros de equipo que los felicitaban o consolaban dependiendo del caso.

La lluvia, que amenazaba con desplegarse sobre el escenario, nunca llegó y la Copa BMX Antioquia pudo desarrollarse con total normalidad. Pasadas las tres de la tarde se finalizaron las competencias y los finalistas de cada una de las 32 categorías fueron premiados. La felicidad de cada uno de ellos no podía ocultarse ante los flashes de las cámaras que capturaban el momento.

Sin duda fue una jornada exitosa que cumplió con la tarea de juntar a las diferentes promesas del bicicrós del departamento. Pero, más allá de eso, se vieron familias y niños disfrutando y convencidos de importancia de un evento en el que no hubo perdedores porque el único ganador fue el BMX antioqueño.

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